--------------Cuando no se le ayuda a la verdad, la mentira se impone (y sus daños).

sábado, 26 de mayo de 2012

Una persona LUCHA según las PROTECCIONES que tiene, en esto consiste solo la dificultad de la lucha.
Uno cualquiera puede vivir pobre en una tribu, pero tiene protecciones en ella; uno cualquiera puede luchar por una causa justa, pero ya cuenta con unas comodidades de protección que le hacen -objetivamente- fácil su lucha.
Las protecciones se "compran" o se reciben a cambio de:
- obedecer las costumbres a costa del sentido crítico y de la conciencia de los valores éticos,
- alinearte por defender solo los intereses creados de esa alineación,
- consentir las injusticias que crean los poderes fácticos o dominantes para que no tengas problemas con ellos y sí unas compensaciones de soborno ético o de complicidad.

2 comentarios:

José Repiso Moyano dijo...

Aclaración para cabezoduras:

- Una PROTESTA, una INDIGNACIÓN, una REBELDÍA con causa racional o una DENUNCIA SOCIAL siempre conlleva o comunica DESPRECIO, desprecio a algo que está mal.

- Igualmente siempre implica que no respetas algo al pie de la letra o de los hechos, o sea, que no lo respetas -por muy maquillaje hipócrita que le pongas-.

- E igualmente lo descalificas, claro, que no lo bien calificas; y según la gravedad de lo que protestas aumenta, sin rodeos, esa descalificación.

José Repiso Moyano dijo...

Nunca, absolutamente nunca en hechos he tenido un amor-odio a nada ni a nadie. Así es de claro, si algo lo odio, lo odio; y si lo amo, lo amo.

Otro contexto, una cosa, otro mundo..., sí, es la aplicación -en mi condición natural e inevitable- de mi odio, que es además ético: Que no permito que se le pisen sus derechos aunque sea un genocida, que no permito que no tenga una DIGNIDAD MÍNIMA -justo lo que a mí me han quitado siempre- aunque sea un asesino en serie, y que no le deseo la infelicidad aunque sea el mismísimo diablo.

Esa es y no otra mi condición, pero no -¡no!- dicha a bla-bla falsante por decirla, sino ya demostrada con todos los hechos de mi vida, sin quitar o esconder alguno, con ¡todos!.