--------------Cuando no se le ayuda a la verdad, la mentira se impone (y sus daños).

martes, 14 de abril de 2015

Siempre un niño se adapta y se aprovecha de lo que le consienten sus padres (eso es un niño porque se hace así); asimismo, un gobierno se adapta y se aprovecha de lo que consiente la ciudadanía
Si la ciudadanía es de ovejas tontas  (en no responder con sensatez)  y obedientes, entonces lo lobo ahí tiene lo que necesita  y los lobos se reproducen.
Si no aprecias la luz, la luz nunca la sembrarás y nunca la protegerás; tú eres el diablo para la luz (porque ni las piedras le han retirado o le descuidan el aprecio).

1 comentario:

José Repiso Moyano dijo...

Cuando uno responde continuamente en irracionalidad es porque está sujeto a unas condiciones de irracionalidad (o sea, que no se dirige directamente al proceso racional sin satisfacer primero a otra cosa -poder, imagen, clase superior, etc.-). En concreto, éstas son: - De compromisos, pactos o acuerdos con otros (es una condición de deuda o de favor que siempre esquiva la razón). - De imagen o de papel social (hay que obedecer a un protagonismo que se ha premiado o adoctrinado anteriormente). - De egoísmo o de autoprotección (atender al "sálvase quien pueda" y el buscar egoístamente el poder más protector, sirviéndolo; ¿dónde va la gente?, pues donde va Vicente, el seguidismo automático).

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Los medios de manipulación españoles hacen un protagonismo de que rechazan las injusticias, algo infinitamente mentira, pues son ellos los que desprotegen la racionalidad -valores- y, en esa crisis interna de su maltratar lo esencial, nunca saben valorar nada: TODAS LAS INJUSTICIAS LAS CREAN. Al final resulta que ellos son solo los que DESTRUYEN, como resultado práctico. Van de otra cosa a total falsedad, pero nunca han dado la cara por impedir lo injusto que crean.
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La principal justificación que daban los islamistas para poder fustigar y castigar a sus esposas es que... NO SUFRÍAN, sino sufrían sólo la gran alineación patriarcal, los machos guerreros y peleistas y toreadores, el guerrero que venía al descanso de su casa...; y las mujeres ¡no!, sólo ellos. A ellas se le podían dar muchos latigazos a dolor puro, pero no sufrían, ya que los machotes tenían el monopolio del seudosufrimiento.

2 de diciembre de 2014