--------------Cuando no se le ayuda a la verdad, la mentira se impone (y sus daños).

jueves, 1 de marzo de 2018

A la verdad hay que ayudarla a que ninguna mentira la impida.
               Y jamás se ayuda:
Confundiendo (no demostrando pero no dejando demostrar, aceptando lo no claro o la sinrazón y dando prioridad a lo no racional para que lo racional-ético se postergue y se debilite).
Dando de lado al que la demuestra por "otra cosa"
Premiando o sobreprotegiendo a entretenimientos, coplismos, costumbres o a intereses de poder para que sirvan de instrumentos que alejan a lo esencial o a la razón-ética.
- Permitiendo la alineación, pues la alineación en donde sea (literatura, política, etc) ya es una sinrazón, una objetiva insensibilidad, un adiestramiento (que eso es imposición) del pensamiento.
Se esconde un camino verdadero porque muchos intereses y muchas interesadas personas   no quieren que se vea.  Se debilita o no se protege tal camino lo correcto o lo suficiente porque se sobreprotegen ya otros caminos (por lo que se llevan ellos todos los recursos o medios irracional o injustamente).
Una persona LUCHA según las PROTECCIONES que tiene, en esto consiste solo objetivamente la dificultad de la lucha. Cualquier intelectual español dispone de muchas protecciones; por ello, no hay mucho esfuerzo de verdad. Sí, uno cualquiera puede vivir pobre en una tribu, pero tiene protecciones en ella; uno cualquiera puede luchar por una causa justa, pero ya cuenta con unas comodidades de protección que le hacen -sin duda racional- fácil su lucha. Las protecciones se "compran" o se reciben a cambio de: - obedecer las costumbres a costa del sentido crítico y de la conciencia de los valores éticos, - alinearte por defender solo los intereses creados de esa alineación, - consentir las injusticias que crean los poderes fácticos o dominantes para que no tengas problemas con ellos y sí unas compensaciones de soborno ético o de complicidad.

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